La historia del cristianismo, sin duda desde la muerte en la cruz, es la historia del malentendido cada vez más grosero de un simbolismo originario… éste se tragó las doctrinas de todos los cultos subterráneos del imperium romanum y el absurdo de todas las variedades de la razón enferma.
Friedrich Nietzsche
LA CONVERSIÓN DE PABLO DE TARSO
Hechos 8,1-3: Después de aprobar la muerte Esteban, el primer mártir, Saulo de Tarso se convierte en acérrimo enemigo de los cristianos: “Se desató una gran persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, a excepción de los apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaria. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban… Entretanto Saulo hacía estragos en la Iglesia; entraba por las casas, se llevaba por la fuerza hombres y mujeres, y los metía en la cárcel”. Poco después, cuando Saulo se vanagloriaba por el país “respirando todavía amenaza y matanza contra los discípulos del Señor”, ocurre su encuentro con Jesús y su «conversión» [Hechos 9,1-6], tras lo cual “se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios” [Hechos 9,20]. Naturalmente, una vez convertido Saulo, sus antiguos superiores judíos “tomaron la decisión de matarle… Y custodiaban las puertas de la ciudad día y noche para poderle matar. Entonces los discípulos le tomaron y le descolgaron de noche por la muralla dentro de una canasta. Llegó a Jerusalén e intentaba juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo” [Hechos 9,23-26]. Finalmente terminaría siendo aceptado como cristiano y cambiado su nombre a Pablo [Hechos 13,9]. nota: A pesar de haberse «convertido», Pablo nunca cambió su naturaleza violenta. Ahora se dedicó a intimidar y amenazar ahora a quienes no creyesen en sus nuevas prédicas. Por ejemplo, a Elimas que se resistió a aceptar la fe cristiana, lo maldijo con altisonantes vituperios: “¡Oh, lleno de todo fraude y de toda maldad! ¡Hijo del Diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de torcer los caminos rectos del Señor? Pues ahora, ¡he aquí la mano del Señor está contra ti! Quedarás ciego” [Hechos 13,8-11].
MENSAJES INCOHERENTES
1 Corintios 3,18-19: “Si alguno entre vosotros cree ser sabio en este mundo, hágase necio para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es insensatez para con Dios”. nota: Pablo prácticamente dice que hay que ser ignorante para alcanzar el reino de Dios. Siendo así, los cristianos solamente tienen que dedicarse a ser «cristianos». ¿Rechazaría Dios a quienes se dedican a estudiar Física, Química, Medicina, Matemáticas, o alguna otra ciencia? ¿Acaso los ignorantes son los únicos apropiados para alcanzar el «reino de Dios»? ¿Qué interés tiene Dios en rechazar a las personas instruidas?
2 Corintios 4,3-4: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el Dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”. nota: Evidentemente la expresión «el Dios de este siglo» empleada por Pablo se refiere a Satanás, quien ciega el «entendimiento» de muchos para que no crean en Cristo. Pero de ser este el caso, dónde quedan expresiones como la de 1 Juan 4,9: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Él envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él”. ¿Qué hace Dios? ¿Cuál es su plan divino? ¿Por qué permite tal cosa? ¿Por qué deja a Satanás cegar el entendimiento de las personas? ¿Acaso no quiere que todos se salven?
1 Juan 3, 9: “Todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar porque ha nacido de Dios”. 1 Juan 5,18: “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no sigue pecando, Aquel que fue engendrado de Dios le protege y el Maligno no puede tocarle”. nota: Si los verdaderos cristianos realmente «no pecan», entonces la biblia se contradice a sí misma. En algunos pasajes se citan versículos contradictorios: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos” [1 Juan 1,8]; “No existe hombre que no peque” [1 Reyes 8,46; 2 Crónicas 6,36]; “Ciertamente no hay hombre justo en la tierra que haga lo bueno y no peque” [Eclesiastés 7,20].
Judas 9: “Pero cuando el arcángel Miguel contendía con el Diablo, disputando por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: El Señor te reprenda”. Judas 14-15: “Enoc, el séptimo después de Adán, profetizó ya sobre ellos: Mirad, el Señor ha venido con sus santas miríadas para realizar el juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos de todas las obras de impiedad que realizaron y de todas las palabras duras que hablaron contra él los pecadores impíos“.nota: El primer pasaje alude a una leyenda del judaísmo denominada «La Asunción de Moisés», donde Miguel y Satanás se disputaron el cuerpo del patriarca, pero esta creencia no es parte del cristianismo basado en la biblia hebrea. El segundo pasaje se refiere a un fragmento del Libro de Enoc [1,9], que no fue reconocido como «inspirado por Dios» por la Iglesia cristiana primitiva. La epístola de Judas está incluyendo fragmentos que no forman parte de la creencia «canónica» de la biblia. El autor emplea argumentos de la tradición judaica [apócrifa, según el cristianismo]. Por lo tanto, el contexto narrativo sería contradictorio, pues un autor con «inspiración divina» estaría sirviéndose de literatura no reconocida por el cristianismo bíblico para escribir su libro «inspirado», siendo incapaz de reconocer que está citando fuentes «no autorizadas por Dios». ¿Tiene lógica eso?
ARROGANCIA PAULINA
1 Corintios 6,2-3: “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿Sois indignos de juzgar las cosas pequeñas? ¿O no sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?”. nota: La arrogancia de Pablo alcanza niveles extraordinarios. Pablo, un humano, indica que tiene un rango superior a los ángeles. Incluso de describe a sí mismo con tal autoridad como para condenar a los cristianos Himeneo y Alejandro: “a quienes entregué en manos de Satanás, para que aprendan a no blasfemar” [1 Timoteo 1,20]. Evidentemente, Pablo está dando a entender que puede decidir el destino eterno de las personas, y que es igual o superior al propio Satanás. ¿Es normal este nivel de pedantería?
DEGRADACIÓN FEMENINA
1 Corintios 11,3-15: “Sepan que la cabeza de todo hombre es Cristo; y la cabeza de la mujer es el hombre… Por tanto, si una mujer no se cubre la cabeza, que se la afeite. Y si es afrentoso para una mujer cortarse el pelo o raparse, cubra su cabeza. El hombre no debe cubrirse la cabeza, pues es imagen y reflejo de Dios… Juzgad por vosotros mismos. ¿Está bien que la mujer ore a Dios con la cabeza descubierta?... Por eso, la cabellera le ha sido dada a modo de velo”. 1 Corintios 14,34-35: “Como en todas las iglesias de los santos, vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar… Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”. 1 Timoteo 2,11-14: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio”. nota: Es absurda y discriminante la diferencia que hace Pablo con respecto al papel de ambos sexos en el culto a Dios. Estos pasajes dan una idea del grado de sexismo que predominaba entre los primeros cristianos. La degradación de la mujer llegaba incluso a las ceremonias religiosas. ¿Un Dios justo, sabio y bondadoso, permitiría este tipo de discriminación?
LA CIRCUNCISIÓN
Gálatas 5,2: Pablo desvalora la circuncisión para los cristianos: “He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo”. Romanos 2,28-29: “La circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra”. nota: Sin embargo, el mismo Pablo se contradice en Gálatas 5,11: “Pero con respecto a mí, hermanos, si aun predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía?”. No hay coherencia en el mensaje de Pablo, pues mientras que por un lado desvalora la circuncisión, también se dedica a predicarla.
ESCLAVITUD CRISTIANA
Efesios 6,5: “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”. Colosenses 3,22-23; 4,1: “Siervos, obedeced en todo a vuestros amos terrenales… Amos, haced lo que es justo y recto con vuestros siervos, sabiendo que vosotros también tenéis un Amo en los cielos”. 1 Pedro 2,18: “Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar”. nota: Pablo alienta a los esclavos para que mantengan su condición miserable; sus ideas comparan el autoritarismo con la obediencia a Dios. Hay una marcad desigualdad cuando se trata de las relaciones entre patrones y sirvientes. Pablo procuraba más continuar con las ideas de sumisión, que exhortar a los amos crueles el «amor» de Jesucristo. Producto de estas absurdas ideas, en el cristianismo ya establecido, consentía la esclavitud tan irreflexivamente como en los pueblos paganos. ¿Es adecuado esta ideología para el «amor entre los unos y los otros» que supuestamente predicó Jesús? ¿No hubiera sido más «cristiano» empezar por tratar de derogar la esclavitud? ¿No hubiese sido más «humano» recomendar que se ponga fin a ese tipo de disparidad social?
1 Timoteo 5,9: “Cuantos están bajo yugo como esclavos que miren a sus propios amos como dignos de todo honor, para que el nombre de Dios y la doctrina no sean blasfemados”. Tito 2,9-10: “Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos… mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador”. nota: El «nombre» de Dios es más importante que el propio bienestar de los seres humanos. Según Pablo, no importaba si el cristianismo era igualitario, o no lo era; la esclavitud es vista como un «adorno». Sin importar el miserable estado que padeciera algún esclavo, se le desalentaba para exigir su libertad.
Filemón contradice los demás escritos esclavistas de Pablo. “Intercedo ante ti en cuanto a mi hijo Onésimo, a quien he engendrado en mis prisiones. En otro tiempo te fue inútil, pero ahora muy útil para ti y para mí” [10-11]. Al parecer, Pablo, convirtió en un «cristiano útil» a Onésimo y lo envió de regreso [junto con la epístola] a su amo “ya no como esclavo, sino como algo mejor que un esclavo, como un hermano querido… Por tanto, si me tienes como algo unido a ti, acógele como a mí mismo” [16-17]. Así pues, todo indicaría que Onésimo regresó junto a su amo, pero no en el papel de esclavo, sino como un cristiano más, igual a cualquier otro. “Te escribo confiado en tu obediencia, seguro de que harás más de lo que te pido” [21]. nota: Que un esclavo se convierta en «hermano» de su amo legal, era una idea positivamente revolucionaria. ¿Por qué Pablo no difundió aquella excelente idea en sus demás cartas? Sencillamente por temor, pues Filemón es la única epístola de Pablo dirigida a una persona en particular sobre un asunto de naturaleza privada. Es bastante notorio que Pablo temía difundir en público el mensaje de un cristianismo igualitario.
LA CRUELDAD DE DIOS
Hebreos 10,26-30: “Porque si pecamos voluntariamente, después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por el pecado, sino una terrible expectativa de juicio y de fuego ardiente… Quien viola la ley de Moisés, es llevado a la muerte sin compasión… Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza; yo daré lo merecido. Y también: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios viviente!”. 2 Tesalonicenses 2,11-12: “Dios les enviará una fuerza de engaño para que crean en la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron en la verdad”. nota: Estos pasajes no tienen reparos en lanzar «amorosas» amenazas. Se advierte claramente que la «horrenda» crueldad de Dios buscará incluso engañar a los humanos para que se merezcan el castigo. El buen Dios, según esto, no sería tan «bondadoso». Quedan algo vacías expresiones como: “El que a mí viene, no le echo fuera”. [Juan 6,37]. «Hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros, Dios es amor” [1 Juan 4,14].
1 Juan 5,16: La compasión de Dios es limitada: “Si alguno viera a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. Toda maldad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte”. nota: Juan recomienda pedir perdón por los pecados, pero solamente por aquellos que «no sean de muerte». ¿Acaso significa esto que la «misericordia» de Dios no se aplica en todos los casos? No, puesto que Juan indica que existen pecados imperdonables, en los que incluso él recomienda abstenerse de pedir perdón. Notorio contraste con expresiones como: “Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” [1 Juan 1,9]; “Nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones” [Hebreos 10,17].
LOS ÁNGELES MALVADOS
Pedro 2,6: “Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al Seol los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio”. Judas 6: “Y los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día”. nota: El contexto narrativo de estos pasajes no tiene lógica. Si el «todopoderoso» Dios creó el mundo, siendo los ángeles testigos de ello, ¿por qué muchos de ellos se apartarían de un Dios tan extraordinario, eligiendo cadenas eternas al seguir Satanás? ¿Acaso los ángeles creados por Dios eran demasiado estúpidos? ¿Acaso a Dios no le importó para nada que numerosos ángeles extravíen su camino y dejó que se alejen, para después castigarlos sin piedad? ¿No hubiera sido más amoroso y justo por parte de Dios, aconsejar a esos ángeles para que cambien su decisión y con esto evitarles su castigo?
INSPIRACIÓN PARA EL SATANISMO
Efesios, 6,11-12: “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las acechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. 1 Pedro 5,8: “Porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”. 1 Juan 5,19: “Sabemos que somos de Dios y que el mundo entero yace en poder del Maligno”. 2 Apocalipsis 13,18: “Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666”. nota: Versículos como estos propiciaron la escritura de muchos tratados demonológicos supersticiosos, tales como: Fortalitium Fidei [Alfonso de Espina, 1485], Malleus Maleficarum [Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, 1486], Fuga Daemonum [Girolamo Menghi, 1577] Demonomanie des sorciers [Jean Bodin, 1580], Demonolatreiae [Nicolas Remy, 1595], Disquisitionum Magicarum [Martín del Río, 1599], Compendium Maleficarum [Francesco Maria Guazzo, 1608], entre muchos otros. Estos textos fueron muy perseguidos por la Inquisición durante la segunda mitad del siglo xvi y principios del siglo xvii. Las autoridades eclesiásticas afirmaban que habían sido escritos por intervención del mismo demonio, pero lo cierto es que sus autores, en la mayoría de los casos, eran miembros activos de la Iglesia. Cientos de libros acabaron en la hoguera, y varios miles de personas inocentes, especialmente mujeres [designadas con el epíteto de «brujas»], fueron cruelmente encarceladas, torturadas y quemadas en la hoguera. Los crímenes inquisitoriales constituyeron la época más oscura en la historia de la humanidad.
LA REDENCIÓN DIVINA
Romanos, 5,19: “Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida”. Romanos 6,3-14: “¿No sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?... Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él… Porque en cuanto murió, el pecado murió de una vez por todas… Ahora el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estamos bajo la ley sino bajo la gracia”.1 Timoteo 2,5-6: “Porque hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien se entregó a sí mismo como rescate por todos”. nota: Las iglesias cristianas pretenden que sus fieles crean que Cristo destruyó la muerte con su resurrección y le dio a la humanidad el don de la vida eterna. Esto supuestamente se hizo necesario cuando se presentó el «pecado original» por la desobediencia de los primeros humanos, Adán y Eva, que les significó ser expulsados del Edén [Génesis 3,1-24]. De hecho, la «redención» [del latín redimere, «rescatar», que expresa la intervención de Dios en favor del mundo], es el dogma central del cristianismo. Pero esta doctrina es totalmente ilógica y absurda. ¿Cómo puede ser posible que Dios, tan «sabio y perfecto», sólo pueda ayudar a la humanidad [creada con imperfecciones «a su imagen y semejanza»] mediante un acto de redención sangrienta efectuado por su Hijo? Si supuestamente fue Satanás quien arruinó la «perfección» de los primeros humanos, ¿por qué Dios se lo permitió, sin hacer absolutamente nada al respecto, esperanzado en arreglar la situación con la muerte de su Hijo? Esto carece de todo sentido, pues la expiación de sangre está arraigada a la antigua costumbre pagana de sacrificar humanos y animales, a la manera de «chivo expiatorio» en rituales bárbaros. Incluso, el sacrificio de Jesús, a quien su Padre dejó morir impunemente [el mundo no cambió en nada desde el siglo i d.C. hasta la fecha], parece bastante peor que el de personas o animales, pero aún así la religión cristiana asume que este deicidio es el más respetable concepto «divino», el perfecto «¡plan de Dios!».
Juan 3,16-17: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquél que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que el mundo sea salvado”. Juan 11,25: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mi, aunque esté muerto, vivirá”. 1 Juan 4,14: “Hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros, Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él”. nota: Versículos como estos aparentan indicar el gran «amor» que siente Dios hacia la humanidad. ¡Eso sería más que excelente! No obstante, parece que la intención verdadera de Jesús es solamente «rescatar» a unos pocos que son «predestinados». Nótese, por ejemplo Romanos 8,29-30: “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo… Y a los que predestinó, a estos también llamó… justificó y glorificó”. Efesios 1,4-5: “Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo”. Estos pasajes contradicen lo enunciado en Juan 3,16 y similares, que exaltan el amor de Dios hacia «todo» el mundo. Pero cabe notar que dicho «amor» no es a todo el mundo. ¿Quiénes son los realmente favorecidos? ¿Por qué no solamente Dios creó a sus «predestinados» y evitó así excluir a la mayor parte de la humanidad en su «plan divino»? ¿Qué objeto tuvo la venida de Cristo para el mundo si no todos serán favorecidos? ¿Por qué hay esa discriminación divina para quienes no son «predestinados»? ¿Acaso el mundo mejoró siquiera un poco después de la «venida» de Cristo? Para responder verazmente estas y otras preguntas de su género, de seguro una respuesta ecuánime jamás sería hallada en ninguna religión cristiana.
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